Jóvenes illapelinas buscan posicionarse en el patinaje a nivel nacional
- Valentina, Rocío y Fernanda se preparan para competir por primera vez en el Campeonato Nacional de Patinaje Artístico de Alta Competencia, a disputarse en el mes de noviembre en la ciudad de Los Ángeles, en la región del Bio Bio.
- Los polideportivos de la parte alta y La Aguada han sido clave para que las jóvenes puedan practicar todos los días a la salida del colegio.
Cuando se quiere cumplir una meta, el desafío es claro. Trabajar, esforzarse y ser perseverante y esa sin duda, ha sido la consigna de tres jóvenes illapelinas, que han visto en el patinaje, no solo la práctica de un deporte, sino un estilo de vida y una pasión.
Se trata de Rocío, Valentina y Fernanda, integrantes del club de patinaje Llancamil, que hoy se preparan para un reto importante: darse a conocer en el Campeonato Nacional de Patinaje Artístico de Alta Competencia, que se realizará en el sur de nuestro país, específicamente en la ciudad de Los Ángeles. Para ello, entrenan dos horas diarias a la salida de colegio y viajan cada día viernes a Santiago a entrenar con su profesora particular.
Acompañadas siempre de sus familias, las jóvenes promesas del patinaje illapelino, han encontrado en los Centros Deportivos y Comunitarios La Aguada y la parte alta, construidos en el marco del programa Somos Choapa, un lugar ideal para la práctica deportiva, sin restricciones de horarios y en un sector cercano a sus hogares, dado que antes entrenaban en una cancha del sector de Asiento Viejo.
Rocío Pereira tiene 17 años y patina desde los 6 años, reconoce que ha sido una experiencia muy bonita y que le ha permitido tener grandes amistades. “Estar en alta competición es algo que siempre quise y me siento feliz de que me hayan elegido a mi entre tantas alumnas, ha sido una hermosa experiencia, pero súper sacrificada”. En en Nacional de Iquique, desarrollado hace pocos meses obtuvo primer lugar en danza, segundo en libre y segundo en figura. Sus deseos de seguir triunfando no paran: “Mi sueño es sacar en este nacional algún pódium y poder llegar al sudamericano”, declaró.
Fernanda Contreras, es la más pequeña de todas, y participa en categoría mini infantil. Tiene 10 años y comenta que le encanta patinar y a su corta edad ya ha viajado a diferentes lugares, incluido Argentina para participar de campeonatos. “Un día fui a un campeonato con mi mamá y vi a una niña y me gustó como bailó y me quise integrar, se veía que bailaba fácil pero después cuando entré, era difícil. Me ha costado un poquito, pero he aprendido hartas cosas”.
Por su parte, Valentina Núñez de 13 años, se encuentra en la categoría de cadete y su sueño sería representar algún día a Chile en algún campeonato internacional de patinaje, “ha sido una experiencia súper bonita, es un deporte que se ve fácil, pero que requiere de mucho trabajo, esfuerzo y dedicación, se debe estar concentrada en todo momento, tener buen estado físico. El nacional nos permitirá mostrar nuestro avance y darnos a conocer, y ya desde enero podríamos estar en todas las competencias de alta”, señaló.
Ligia Peña es la profesora que ha llevado adelante este importante proceso con las jóvenes, las entrena cada día viernes en Santiago y les deja una planificación del entrenamiento que deben realizar día a día. Reconoce que la evolución que han tenido las patinadoras ha sido importante, ya se encuentran participando en la Federación Nacional de la disciplina y este año partieron de lleno con el trabajo de alta competición. “Las chicas están súper bien, aquí hay mucho talento. Yo les propuse la idea que fuéramos a alta competencia, que requería mucho trabajo, mucho sacrificio y mucho gasto y ellas estuvieron dispuestas y lo han hecho súper bien. El otro fin de semana vamos a practicar con un entrenador argentino y en noviembre vamos a entrenar con un entrenador italiano, entonces la idea es ir perfeccionándonos para ir lo mejor al nacional”.
Sin duda, el deporte no solo requiere del trabajo de las patinadoras, sino que también un actor clave en este proceso son las familias, quienes deben dejar parte de su vida para acompañarlas en el proceso que implica esta práctica deportiva. “Tiene su cuota de sacrificio, sobretodo económico, porque como familias debemos hace frente a la compra del equipamiento que requieren las chicas, más los viajes, estadías, profesores, entre otras cosas. Estamos abiertos a recibir ayuda, ojalá alguna institución quiera hacerlo, pero hasta ahora todo ha valido la pena por ver a nuestras hijas cumplir sus sueños”, comentó Karen Gallardo, tía de Valentina.